viernes, 4 de abril de 2008

LA OPINIÓN DE MÁLAGA
Literatura Juvenil
Izquierdo invita a los adolescentes a reflexionar sobre su vida en una novela



Catedrático de Filosofía en un Instituto de Burgos, Marcial Izquierdo sabe por experiencia propia lo difícil que es hacer comprender algunos conceptos filosóficos, y para facilitar las cosas escribió la novela "El último día de mi vida", una reflexión sobre la felicidad, la amistad, el amor y la muerte.

EFE Publicada por la editorial Bruño, la novela supone la primera incursión en la narrativa de Izquierdo (Palencia, 1959) que, como afirma en una entrevista con EFE, se ha inspirado en un suceso real para lanzar un llamamiento a los más jóvenes y hacerles ver "la prudencia necesaria para vivir la adolescencia, para salir indemnes de ella".
En la novela, de estilo ágil, directo y ameno, hay también una clara defensa de la enseñanza, en general, "como método para reflexionar sobre la vida", y de la filosofía, en particular, "porque les afecta a su propia existencia". Cuando Marcial Izquierdo leyó en el periódico que una adolescente había muerto arrollada por un tren, en un fin de semana de botellón y borrachera, se quedó impactado por la noticia porque sabía que "no era un hecho aislado". Pero también vio en el suceso el germen de una novela, y de inmediato tuvo clara la primera frase: "Hoy es el último día de mi vida".
Y lo cierto es que el comienzo de la novela es impactante: "Hoy es el último día de mi vida. Un tren de mercancías que transporta hidrógeno líquido, bobina de cobre y madera de pino ha salido ya de la estación de Chamartín. Viaja hacia San Sebastián e Irún. Cuando llegue a Burgos, sobre las 19:45, me encontrará frente a él. Estaré muerto, sin remedio, en unos segundos".
El que habla es Miguel, el adolescente protagonista de la novela, que, a partir de ahí, irá contando en primera persona las vivencias de un día normal del curso, las clases de diferentes profesores, la relación con sus amigos, sus aspiraciones amorosas y el consabido botellón del viernes por la noche. Como en cualquier novela, no todo es lo que parece en un principio y el lector se encontrará con sorpresas.
Marcial Izquierdo ha procurado que su libro "no fuera muy largo (son cien páginas escasas), que enganchara y que hiciera reflexionar al mismo tiempo". "Quería escribir la novela que a mí me hubiera gustado leer a esa edad, sobre todo sabiendo las dificultades que tenemos para conseguir que los adolescentes lean", afirma Izquierdo, coordinador del Plan de Lecturas en el Instituto en el que imparte clases.
Las peripecias de Miguel y de sus amigos le sirven al autor para hacer reflexionar a los más jóvenes sobre el sentido de la vida, la búsqueda de la felicidad, el destino (simbolizado en ese tren que avanza imparable hacia Burgos), el amor, la amistad y la muerte. "Algunos tienen la idea de que todo está escrito y que no podemos hacer nada para evitar nuestro destino, pero yo creo que sí podemos hacer algo, porque tenemos un cierto grado de libertad", señala Izquierdo, autor de un manual de Historia de la Filosofía.
Este licenciado en Derecho, que renunció a la abogacía para dedicarse de lleno a la enseñanza de la Filosofía, ha procurado que en su primera novela "haya un mensaje esperanzador" y que los jóvenes sepan que "el amor lo puede arreglar todo".
También deja claro que no todos los adolescentes se divierten emborrachándose los fines de semana, y, de hecho, según las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), "los jóvenes que beben habitualmente son un 20 por ciento". "No se puede generalizar. A algunos adolescentes se les ve muy perdidos, metidos en el mundo del alcohol y de la droga, pero hay otros, muy sensatos y comprometidos, que se matan a estudiar porque saben que es la única forma de salir adelante", afirma el escritor, que ya tiene entre manos una segunda novela.

lunes, 17 de marzo de 2008

UN DÍA NA VIDA DUN ADOLESCENTE
Onde a morte pode atopar o seu remate

www. galicia-hoxe. com
16.03.2008
O profesor de filosofía Marcial Izquierdo saca do prelo ‘El último día de mi vida’, unha novela xuvenil na que reflexiona sobre a felicidade, a amizade, o amor, o destino (simbolizado nun tren que vai na busca do protagonista) e a morte a través dunha narración en primeira persoa que nos fará cavilar sobre o noso ser máis íntimo

TEXTO: MIGUEL SEOANE

Presentamos hoxe unha novela dun profesor de filosofía, Marcial Izquierdo, que ten como protagonista a Miguel, un estudante que nos narra o que lle acontece nun día da súa vida, desde a mañanciña ata a noite, e que nos anuncia, a cada pouco, que será o derradeiro.
O protagonista adolescente contaranos en persoa as vivencias dun día normal do curso, as clases de diferentes profesores, a relación cos amigos, as aspiracións amorosas e o botellón do venres pola noite. Con este argumento, o libro non podía levar outro título có de El último día de mi vida. Ademais o seu argumento casa moi ben co autor, xa que Izquierdo é catedrático de Filosofía nun Instituto de Burgos e sabe por experiencia propia o complicado que lle resulta facer entender conceptos filosóficos nas súas aulas. Para facilitar o seu labor, escribiu esta novela xuvenil, que ten como cerna precisamente o máis íntimo da filosofía, unha reflexión sobre a felicidade, a amizade, o amor, o destino (simbolizado nun tren a toda velocidade que vai na busca do protagonista) e a morte.
Ó longo de toda a narración, vai fiando as incidencias da súa experiencia nas aulas con abundantes referencias a Platón, a Manrique, a Antonio Machado ou mesmo a Estopa e a Melendi. Todo isto contado nunha redacción en primeira persoa, o que fai que a temperatura emocional sexa moito máis alta.
O autor inspirouse nun suceso real para achegarlles ós mozos o chamamento de que deben vivir con prudencia a adolescencia para saíren indemnes dela.Dende a primeira liña, a novela abraia pola súa linguaxe directa, ó comezar deste xeito:
“Hoxe é o derradeiro día de vida. Un tren de mercadorías que transporta hidróxeno líquido, bobina de cobre e madeira de piñeiro saíu xa da estación de Chamartín. Viaxa cara a San Sebastián e Irún. Cando chegue a Burgos, contra as 19.45, atoparame fronte a el. Estarei morto, sen remedio, nun intre”.
Un estilo áxil, directo pero non por iso menos ameno, o que lle vale ó autor para reflexionar sobre a vida dende un punto de vista filosófico. Parte, ademais, dun feito real: o impacto que deixou en Izquierdo un suceso que leu nun xornal, no que unha adolescente morrera tras levala por diante un ferrocarril, durante unha fin de semana de botellón e de borracheira. O que máis lle abraiou non foi o feito en si, senón que sabía que non era un caso illado.
Pero, como en calquera novela, non todo é o que parece nun principio e o lector atopará abundantes sorpresas nun libro que non é moi longo, apenas un cento de páxinas, no que logra engancharnos e, ó mesmo tempo, facernos reflexionar. Para logralo, púxose na súa mente cando era adolescente e na novela que lle gustaría ler nesa idade.No entando, a pesar de dirixirse a un público mozo, a novela está escrita cunha sobriedade e cunha emoción irresistibles e lese con verdadeira avidez.
O texto seguro que vai apaixonar os mozos porque, con naturalidade e eficacia, expón asuntos moi importantes: non só a fraxilidade da vida, senón tamén a necesidade de que sexamos conscientes e responsables dos nosos actos. Na novela de Izquierdo hai ecos dos temas eternos da literatura: a cita co destino (simbolizado, como dixen, polo tren que avanza imparable), o sentido do sacrificio e da morte, o poder da amizade e a forza do amor. En fin, unha lectura conmovedora para reflexionar e enriquecer a súa experiencia da vida.

miércoles, 16 de enero de 2008

LIBRO FORUM

“El Último dí­a de mi vida”, de Marcial Izquierdo.

Comentario aparecido en la Web del Centro Educativo La Merced de Burgos



Esta es una novela juvenil que está gustando tanto al público adolescente como a los padres. Los alumnos de 4º de ESO tuvimos la suerte de tener entre nosotros a su autor, quien nos contó que la idea surgió tras leer en el Diario de Burgos que un joven habí­a muerto en nuestra ciudad tras ser arrollado por un tren. Esta noticia le impresionó porque él es padre y profesor y no vio la noticia como algo lejano.Por eso, cuando leemos este libro con un protagonista –Miguel- un chico de nuestra edad que estudia en un instituto de Burgos, vemos todo como algo cercano y nos paramos a pensar por qué ocurren estas cosas…la idea de una diversión tan al límite de correr riesgos y divertirse con los amigotes para impresionarles sin pensar en las consecuencias posteriores. En el libro se puede distinguir a los amigos de verdad y a los colegas porque cuando el protagonista tiene problemas los colegas desaparecen y los amigos se quedan.Cuando Marcial Izquierdo terminó de contarnos el proceso de creación y publicación de su novela contestó a nuestras preguntas y por último nos firmó los libros. Resultó una experiencia interesante y esperamos volver a repetirla.

sábado, 17 de noviembre de 2007

UN LIBRO QUE RECOMIENDO

Octubre 8, 2007 by mariaisabelherrero en 3AULA 3, blog sobre educación

Un profesor de Instituto, muy conocido mío, me regala un ejemplar de su libro titulado “El último día de mi vida”. He decidido recomendarlo en mi blog por varias razones: una muy simple, que lo he leido de un tirón, porque no se puede dejar una vez que se empieza. Otra que, lo mismo que me ha gustado a mí, le puede gustar a otras personas, sobre todo adolescentes.

No os voy a contar de qué trata porque no tendría ninguna gracia, pero sí os puedo decir que valora la amistad, la vida, el amor, el sentido de la muerte etc… y os puede enseñar que el abuso del alcohol no conduce a nada bueno. Y no sigo porque lo tenéis que leer que es el mejor modo de enteraros. También os puedo decir que puede hacernos reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia.

Os lo recomiendo, es muy corto, quizá excesivamente corto, y se lee de una sentada. Os repito que es estupendo sobre todo para adolescentes y padres de adolescentes.
El autor es Marcial Izquierdo. Editorial Bruño. 2007.
Comentario aparecido en www. bienvenidosalafiesta.com

jueves, 8 de noviembre de 2007
Objetivos cumplidos
El protagonista y narrador de El último día de mi vida, de Marcial Izquierdo, es Miguel, un estudiante que cuenta lo sucedido un día, desde primera hora de la mañana hasta la noche y, en cada tramo del relato, anuncia repetidamente que ese es el último día de su vida: se supone que un tren lo arrollará. Las consideraciones del profesor de filosofía sobre la muerte afectan al protagonista pero, cuando llega el momento de la juerga del viernes, de la bebida y de las apuestas locas, todo queda en segundo plano.El autor, profesor de filosofía, ha escrito esta historia, inspirada en un hecho real, hilando muy bien algunas incidencias de vida colegial, con oportunas referencias a Platón, Jorge Manrique, Antonio Machado, etc., y con otras circunstanciales a Estopa, Melendi... Al estar todo contado en primera persona, suenan artificiosas las referencias que se contienen en cada capítulo al tren que viene de Madrid, aunque seguramente así subirá más la temperatura emocional de muchos lectores.De todas maneras, este tipo de «novelas de profesor», en las que sus autores son profesores y escriben como tales, buscando que algunas enseñanzas lleguen a un público joven, han de medirse también (o sobre todo) por cómo consiguen el objetivo que buscan. Y, me parece, este libro es de los que puede hacer pensar un poco más acerca de cómo algunas inconsciencias pueden tener consecuencias trágicas.
Marcial Izquierdo. El ultimo día de mi vida (2007). Madrid: Bruño, 2007; 200 pp.; col. Paralelo cero; ISBN: 978-84-216-9153-3.

martes, 25 de septiembre de 2007


EL CORREO DE BURGOS, SÁBADO 22 DE SEPTIEMBRE DE 2007
OPINIÓN
TRIBUNA LIBRE

El último día de mi vida
MANUEL PRADO ANTUNEZ*

Éste es el título que ha decidido po­ner a su primera novela el autor burgalés Marcial Izquierdo. No­vela que edita Bruño, y que apare­ce en un esquema de novela bre­ve, juvenil, y dirigida a un público adolescen­te, entre los doce y los… Precisamente, una lectura ingenua de la novela, nos abocaría a contestar en los puntos suspensivos, diecio­cho ...
Porque la novela, en un registro reduc­tor de su lectura, nos lleva a un mundo ju­venil, donde los adolescentes que pululan por la misma, semejan criaturas indolentes que esperan la campana que indica la fina­lización del tiempo pausado, para iniciar, acto seguido, el tiempo de la ruptura, el tiempo «online», que es un acto seguido so­bre puntos suspensivos.
La novela breve y de lectura que engan­cha, se inicia en el principio de un día nor­mal, donde los adolescentes lesivos que la protagonizan, centran su vida en que lle­gue la noche y todo el alcohol que les inunda, les induzca a renunciar al amor y a la vida en el acto egoísta de demostrar su propia iniciativa impulsiva, su thanatos vital.
Esta lectura merece la pena, como un momento transversal en el aprendizaje que nos procura el propio desarrollo como per­sonas.
Una lectura menos reductora, ampliaría la edad a la que va dirigida la novela, con­virtiéndola en una novela para mayores con reparos metafísicos.
Efectivamente, esta segunda lectura se iniciaría de raíz en el propio título, y cabal­garía a través del mismo. Asistimos al últi­mo día de mi vida, de su vida, de nuestra vida: un último día que puede ser hoy mis­mo, ahora ...
Perplejos comprobamos que a pesar de que va a resultar el último día, no nos inva­de, en ningún momento, esa serena sensa­ción de posteridad con la que maquillan a los personajes cinematográficos.


«Nunca sabemos si
vivimos ya el dorso
de nuestras vidas, el
instante donde sólo
se precisa ir
manejando esas
últimas palabras
por las cuales nos
recordarán»

Nunca sabemos si vivimos ya el dorso de nuestras vidas, el instante donde sólo se precisa ir manejando esas últimas palabras por las cuales nos recordarán. Hoy pienso que quizá ni siquiera sean palabras dicta­das en la ultimidad del suspiro de finalización, sino convencidas palabras que sur­gen de aquellas personas que viven en la querencia de la posteridad, a la retaguar­dia del desarrollo vital.
Esta lectura nos urge encontrar respues­ta a la ausencia de este sentimiento de pos­teridad, que configura el rostro de la socie­dad actual, donde nada de lo que ocurre es vicisitud, efecto y orden.
Una tercera lectura de las posibles, nos presenta el libro entero como una sola pre­gunta que requiere nuestra atención, una posterior reflexión para alcanzar una res­puesta. La pregunta es simplicísima, ¿qué es la amistad?
Todo el libro esta configurado por esta pregunta, como si las propias letras salta­ran de un lado a otro y, ante nuestros ojos apareciera siempre. De esta manera, el au­tor revela la necesidad de posterioridad que nuestra época ha ocultado, y, por otra parte, nos dirige al real concepto que no parece conformar a la persona ética, la amistad. ¿Adhesión? ¿Intimidad? ¿Lealtad?
Esta lectura hace que el libro se dirija a todos, pero, especialmente, a aquellos que deben hacemos crecer como personas, a los educadores o padres, o al padre que to­do niño lleva dentro (y todo adulto, por cierto).
El último día de nuestra vida no es un día online, no es un día egoísta, es un día donde la posteridad se halla como raíz del que emerge, y que se eleva sobre los pila­res de la adhesión, la lealtad y, por qué no, la intimidad. No en balde la comprensión filosófica de la Vida sólo se alcanza cuando se urdimbra la misma con estos mimbres.
*Manuel Prado Antunez es escritor

lunes, 13 de agosto de 2007

miércoles, agosto 01, 2007
Comentario aparecido en http://latormentaenunvaso.blogspot.com/

El último día de mi vida, Marcial Izquierdo
Bruño, Madrid, 2007. 95 págs. 7,50
Óscar Esquivias

En el viejo misal de mi abuela aparecía el siguiente comentario en la octava de Navidad (el día 1 de enero): «Procura tú empezar este año, y continuarlo después, como si fuese el último de tu vida, que, si no lo es, podría serlo, y alguna vez ciertamente lo será». No se puede decir que sea la forma más animosa de saludar al año nuevo, con ese tuteo tan directo, como si el propio dedo descarnado de la parca te señalara.Esta idea (la fragilidad de la vida, lo imprevisible de la muerte) se repetía en otras páginas del libro: «Nadie es tan viejo que no pueda vivir un día más y nadie es lo suficientemente joven como para no morir hoy», insistía el misal. Había que vivir cada jornada como si fuera la última, aunque uno fuera un niño y rebosara salud.Esto me impresionaba mucho de chaval, hasta el extremo de que cada vez que montaba en el coche de mis padres para ir al pueblo o volver a casa me iba despidiendo mentalmente del paisaje.
Aquellos que han sobrevivido a una experiencia traumática (un accidente o un atentado, por ejemplo) a veces repasan obsesivamente sus actos durante las horas previas a aquel azar que les cambió la vida. Al recordar sus gestos despreocupados no pueden evitar ver cómo cada uno de ellos les conduce inexorablemente hacia ese destino doloroso que desconocían. Una voz interior, al tiempo propia y ajena, comenta minuciosamente esta secuencia de recuerdos aparentemente cotidianos: bajo por el ascensor, me detengo a hablar con un vecino, hay cola en el quiosco, pierdo mi tren habitual, tomo el siguiente cercanías...). Esta voz retrospectiva que conoce el futuro pero que no lo puede cambiar es la que utiliza Marcial Izquierdo para narrar su primera novela, El último día de mi vida. De todas las obras destinadas a lectores jóvenes que he leído últimamente, ninguna me ha conmovido tanto como la de este catedrático de Filosofía del Instituto Félix Rodríguez de la Fuente de Gamonal (Burgos). Marcial Izquierdo ya había publicado (junto a otros autores) una Historia de la Filosofía (Ariel, 2004) y ahora se estrena con esta obra en el mundo de la literatura, y lo hace de la mejor manera posible.
¿Qué se cuenta en su novela? En principio, lo que el propio título anuncia: el último día de un muchacho, Miguel, que parece que ha decidido suicidarse arrojándose al paso de un tren mercancías que llegará a su ciudad por la tarde. Miguel afronta las rutinas del día con absoluta normalidad (asiste a sus clases en el instituto, hace un examen, queda a comer con sus compañeros, se insinúa a una chica que le gusta, se emborracha con unos amigos). Lo que vamos conociendo de él nos indica que es un adolescente sin problemas graves y feliz, mejor dicho, inconscientemente feliz. El aire cotidiano de sus actos contrasta brutalmente con su determinación de matarse, pues es el propio Miguel (o, para ser precisos, esa voz retrospectiva dentro de Miguel) quien nos cuenta en primera persona todo lo que va pasando.No todo es lo que parece. La novela tiene muchas sorpresas y no conviene desvelarlas aquí. El último día de mi vida está escrita con una sobriedad y una emoción irresistibles y se lee con avidez.
Marcial Izquierdo, como hemos dicho, imparte clase de Filosofía en un instituto y, por tanto, conoce muy bien a los adolescentes y sus inquietudes. Su novela apasionará a los jóvenes porque, con absoluta naturalidad y eficacia narrativas, plantea asuntos muy importantes: no sólo la fragilidad de la vida, sino también la necesidad de que seamos conscientes y responsables de nuestros actos. En la novela de Izquierdo hay ecos de los temas eternos de la literatura: la cita con el destino (simbolizado por el tren que avanza imparable), el sentido del sacrificio y de la muerte, el poder de la amistad y la fuerza del amor.
Si yo tuviera un hermano adolescente, no dudaría en darle este libro. Es el mejor regalo que le podría hacer: una lectura conmovedora para reflexionar y enriquecer su experiencia de la vida. Absolutamente recomendable.